lunes, 30 de agosto de 2010

LAS HISTORIAS DEL ABUELO

TIRANTE MUSCULADOR

Mi rodilla izquierda ha sufrido tres intervenciones quirúrgicas.

La primera hace casi veinte años -el tiempo pasa que es una barbaridad- fue por la enfermedad de Osgood-Schlatter. A partir de ese momento, si bien pude hacer ejercicio con normalidad, la rodilla no fue la misma. A los pocos años me sometí a un artroscopia y tampoco mejoré mucho.

Con el tiempo la cosa degeneró y con 39 años tuve una segunda artroscopia y me diagnosticaron, en la misma camilla de operaciones, Condromalacia rotuliana. Básicamente me dijeron que con mi edad eso era normal y que tenía que aguantarme. Que hiciera poco ejercicio y que me dedicara a la lectura. Me amenazaron con una cuarta intervención porque decían que tenía calcificación del tendón rotuliano.

Y estuve a un tris de aceptar, cosas de un ser desesperado, pero me hablaron de un fisioterapeuta en Valencia, Pablo Escribá, antiguo campeón de España de 400 metros, que solía obtener buenos resultados. Y alli que fui.

Lo primero que me transmitieron es que tenía la rodilla muy tocada -se confirmaba el diagnóstico- pero tenía solución hasta cierto punto -me daban esperanzas-. Me dijeron que mi lesión del tendón era la misma que la que tuvo el tenista Juan Carlos Ferrero -osea, una lesión de VIP... mi madre no cabía en sí del gozo-. 

De momento me quedaba sin hacer deporte: ni correr, ni bicicleta, ni montaña, ni nada de nada. Tratamiento en sala para "bajar la rótula y liberar tensión a mi tendón" y ejercicios excentricos en casa con un "tirante musculador". Y a esperar.
Tirante musculador y ejercicio que practico
 en la rehabilitación de mi tendón
Ni sabía lo que eran los excéntricos, ni el tirante musculador. Hoy sí lo sé. Y cuatro meses después empiezo a subir y bajar montañetas, troto una hora, hago elíptica y sin dolor en la rodilla... -Ramón y Juan que son los que me han ido tratando, han debido hacer un buen trabajo-.

Eso, para mi, es todo un logro. O lo que es lo mismo, el abuelo todavía puede caminar. Seguiremos informando.

HACIENDO UN TEST

PICO TENDEÑERA 2.853 MTS

Tiempo ascensión: 4:30 sin paradas.
Tiempo descenso: 4 horas.
Desnivel: 1.650 mts

Hay montañas que las tienes que subir porque son las más altas. Otras las subes porque técnicamente son intersantes. Algunas porque son míticas. Pero hay casos, en los que subirlas se justifica por el simple placer de mirar desde arriba en todas las direcciones. Yo creo que este es el caso del Tendeñera.

Intenté subir al Tendeñera, por primera vez, el pasado julio. Desde Linás de Broto pasando por el collado que la separa de Punta de la Ripera. Aquel día una tormenta con aparato eléctrico y una importante granizada me dejaron a media hora de la cima. Recuerdo que el susto fue importante. Los rayos los ví demasiado cerca.

Ruta de mi primer intento

Este sábado pasado decidí volverlo a intentar, también desde Linás de Broto pero esta vez por la vía que pasa bajo las Crestas de Añó. Saliendo desde la pista que nace a un kilómetro del pueblo en dirección Broto, comencé a caminar a las 7:30. Como siempre algo tarde.

Ruta de mi segundo intento
La primera hora discurrió por una pista flanquedada por  avellanos  entre campos aterrazados. El valle y el trazado de la pista permitía ver el destino final desde el primer momento.

Tendeñera
La primera hora de camino me dejó en la fuente del Furco, un buen momento para rellenar agua y tomarme un respiro. A partir de ese momento, la pista comenzó a tomar altura haciendo zetas y conectando, a un centenar de metros, con la senda que, por la otra orilla del río, sube directamente desde Linás de Broto.

En una hora y veinte minutos alcancé una pronunciada curva en la que había un clarísimo hito que marcaba el punto desde el que tenía que coger senda y buscar el fondo del valle. No había pérdida.

Abandonamos la pista en este visible hito
El camino es obvio. Hay que subir, por donde la intuición nos lleve, hasta las paredes de las Crestas de Añó y ganar el collado del Tozal de Soaso. A mí, la intuición me decía que debía seguir las sendas de las vacas porque no había casi hitos de referencia. Las vacas conocen mejor el terreno que nosotros.

Vamos progresando siguiendo la senda de las vacas
Una mirada atrás
Cerca del collado, ya se adivina el Tendeñera
Aproximadamente a las dos horas y cuarto de marcha gané el collado. Hacía calor y una parada técnica se agradeció. Mirando hacia atrás se podía contemplar todo el valle, desde Linás de Broto y, enfrente nuestro, la subida que nos quedaba.

Abandonamos las praderas y nos internamos en terreno rocoso. La dirección que debemos seguir sigue siendo obvia, pero esta vez nos ayudaron algunos hitos. Primero había que alcanzar el pequeño circo a los pies del Tendeñera para luego trazar una diagonal hasta el collado que nos dejara en un amplio plano en el que confluyen las rutas desde Otal y la Ripera. La diagonal en azul fue la que marqué en la subida y la roja la que tomé en el descenso.

Lo que nos queda por hacer
Estabamos, pues, a mitad de camino. La senda estaba clara y una primera pedriza nos acercó, por una pendiente suave, hasta la zona en la que la roca cambiaba de color.

Hacia el circo
Y es aquí donde tuve la duda del día. Las descripciones hablaban de una diagonal evidente, pero una vez allí te das cuenta que la diagonal te la tienes que montar tu, por donde mejor te venga. Primero había que encarar una pedriza hacia la derecha, por donde mejor te viniese. En la subida -en azul-decidí llegar hasta una veta de piedra que, ahora sí, en diagonal, me dejaría en el collado. En el descenso cambié de ruta -en rojo-. 

Buscando la mejor opción
Ni buena ni mala. Subida incómoda y estrecha pero sin problemas.

Veta que sube hasta el collado
Lo que desde abajo se veía como un collado, arriba se transformó en un amplio plano en el que, de repente, vi aparecer gente.... mucha gente. La subida, que hasta ese momento había sido de cuatro horas y cuarto en solitario, se convirtió en una zona transitada por casi veinte personas. 

Sólo me quedaba un último repechón de pedriza, por senda bien marcada, que nos dejaría en la antecima.

Pedriza final hasta la antecima
Detalle de la pedriza
Mirando hacia el collado
Desde la antecima, marcada por un hito, enfilé la cresta cimera que en unos minutos me iba a dejar en la cima del Tendeñera. Un poco antes, un paso aéreo de unos diez metros de largo por medio metro de ancho, sin ninguna dificultad técnica.

Estrecho pero fácil, visto desde la cima
Y la cima. Concurrida. Cuatro horas y media de subida entretenida. Un buen test para mi rodilla.

La cima
Y desde la cima, lo mejor. Unas vistas fantásticas, realmente impresionantes.

Macizo de Monte Perdido.
Desde Punta de las Olas hasta el Taillon
El macizo del Vignemale. Casi nada
La subida desde la Ripera -Panticosa-
La subida desde Otal con el puerto de Bujaruelo al fondo
La subida desde Yésero por el barranco del Sía
Y el Midi, el Garmo, el Castillo de Archer, Peña Montañesa, Peña Oroel........... En fin, unas vistas que merecen el esfuerzo.

Y ahora quedaba la bajada que encaré con tranquilidad para que la rodilla no sufriera. Me despido del ibón del Tendeñera, abajo a la izquierda y busco el collado.

Ibón el Tendeñera
Esta vez la diagonal del circo la tomé más arriba, tocando la pared a mi izquierda, bajando por una rampa suave de pedriza fácil de caminar, hasta la primera mancha de hierba que me posibilitó terminar de bajar el circo.

Pedriza de descenso buscando el collado
El descenso, realizado en cuatro horas, discurrió por el mismo camino. La diferencia fundamental estribaba en que desde arriba tienes la perspectiva suficiente como para elegir la senda de vacas que más te interesaba. La subida, obviamente, la haces a ciegas.

El tramo final, a unos veinte minutos de la pista, te sorprende con una cascada que, subiendo no tiene interés, pero bajando es una parada imprescindible para remojarte los pies y tomar un trozo de pan.

La llegada al coche se agradece. Han sido más de ocho horas de camino.


CURIOSIDADES


Pues esta cima, según parece, la subió por primera vez el capitán Vicente de Heredia en 1791, pero tampoco hay constancia escrita de ello por lo que el honor parece corresponderle a Packe, según se desprende de Souvenirs d'un montagnard del conde Russell.


En la página senderos de Torla he visto que la subida al Tendeñera desde Linás de Broto la consideran una excursión. Bueno, puede ser. Mi opinión a este respecto es que, o yo soy un flojo o esta ascensión no es una excursión. Hay queda mi reflexión.

jueves, 19 de agosto de 2010

PRIMEROS TRESMILES DE CUARENTATRESMILES

PUNTA DE LAS ESCALERAS 3.027 mts y MONTE PERDIDO 3.355 mts


Tiempo ascensión: 3:15 sin paradas.
Tiempo descenso: 2:45 horas.
Desnivel: 1.155 mts

Hacía algunos días que el fisioterapeuta me dijo que podía ir a la montaña sin forzar mucho la rodilla. No di opción a más, preparé una salida al macizo de Monte Perdido y en función del tiempo y de mis condiciones físicas haría lo que me permitiese la rodilla y el fuelle.
El tiempo en lameteoqueviene daba bueno para el fin de semana del 14 de agosto, así que preparé el equipo y me fui para allí. Me acompañaba Mª José que también iba a probar como andaba con su problema de bursitis en la cadera.

La mañana del sábado amaneció fría y con algunas nubes cogidas a la montaña, pero en general no había motivo para pensar que el tiempo fuera a cambiar. La aproximación a Góriz desde donde te deja el autobús de Nerín la hicimos tranquilos, sin prisas, disfrutando del paisaje. Un paisaje fantástico. Algo más de una hora.

Caminando hacia Góriz iba pensando hacia donde debería subir, Monte Perdido, Marboré, Cilindro o Soum de Ramond, cuatro de las cotas que están entre los Cuarentatresmiles. La decisión la tomé poco antes de llegar al refugio. Mi preferido es Monte Perdido. Desde siempre. Lo he subido una decena de veces y siempre lo he disfrutado. Fue el primero que subí con diecisiete años. Y, curiosamente, nunca he sentido la sensación de aglomeración de la que mucha gente se queja. Es cuestión de elegir la vía y el horario. Así que ya estaba decidido.

La ascensión la hicimos por el espolón SSO, nombre muy pomposo que se traduce por la vía de Punta de las Escaleras, un tresmil secundario que se corona a 3.027 mts. Lo de Punta supongo que vendrá porque no es más que un resalte significativo en la ladera de una montaña mucho mayor y lo de las Escaleras, sin duda, porque la ascensión se realiza por laderas de piedra suelta y resaltes rocosos lo que conforma una escalera.

Ruta por Punta de las Escaleras
Comenzamos la subida a las 10:30 con tiempo nublado y algo de frío. En poco menos de 40 minutos llegamos a la canal que, partiendo de la vía normal que te lleva al lago helado, sale a mano derecha. Muy fácil de reconocer por salir a pocos metros del mayor mojón que se puede ver en todo Monte Perdido. Diez minutos más y estamos en el collado en el que desemboca la canal.

Canal de subida a la ruta
por Punta de las Escaleras
A partir de este momento, toda la ascensión discurrió en línea recta hasta la cima Punta de las Escaleras y después de Monte Perdido. Los mojones no abundaban pero no había opción de pérdida. Las laderas de pedriza se alternaban con escalones cuyo paso era relativamente sencillo de encontrar por pura intuición. Una hora de subida sostenida que nos sorprendió con algunas pequeñas praderas llenas de flor de nieve y con el vuelo de un quebrantahuesos -plumaje rojizo y negro y cola en forma de rombo- que nos acompaño durante un buen rato.

Flor de nieve
La última pedriza antes de la cima de la Punta de las Escaleras nos dejó en un amplio rellano que invitaba a acercarse hacia la parte derecha para contemplar el circo de Soum de Ramond con su pequeño lago. Nosotros nos asomamos pero las nubes, que ya no nos dejaron en todo el día, no nos permitieron ver casi nada.

El resalte rocoso final lo atacamos por la izquierda y nos llevó a una cresta lo suficientemente amplia como para poder caminar por ella sin problemas, una vez tomas algo de altura.

Resalte rocoso final
En dos minutos estábamos en la cima. Desde allí pudimos contemplar, justo a nuestros pies, el primer collado que ganamos, el refugio de Góriz justo detrás y, en último término, el valle de Ordesa.

Vistas desde la cima de Punta de las Escaleras
Eran las 12:35. En la cima de Punta de las Escaleras hacía frío y había nubes por encima de nosotros que no nos dejaban ver la cima de Monte Perdido, así que esperando que clarease un poco decidimos descansar un rato, tomar algo de comer y sacar fotos. Foto cimera, foto a lo que nos faltaba por subir, a lo que teníamos por debajo, a la Faja Roya del Cilindro.... Casi cuarenta minutos que Mª José aprovechó para pegar una cabezada.

Cima de Punta de las Escaleras
Cima de Punta de las Escaleras
Una vez puestos en marcha, tuvimos que perder altura cresteando hacia la derecha, para después encarar el primer resalte, una chimenea de unos 15-20 metros de II, con buenos agarres y de buena piedra. Fácil de subir y entretenida de bajar. Un siguiente tramo de pedriza nos dejó en la segunda chimenea, algo más pequeña, quizás 10-15 metros de II, con una piedra final que hubo que esquivar.

Lo que queda por delante
Primera chimenea
Segunda chimenea
De ahí a la cima de Monte Perdido fueron 10 minutos. En total 1:10 horas desde Punta de las Escaleras. La ascensión completa fueron 3:15 horas, algo más de lo que habitualmente cuesta por la vía normal, entre 2:45 y 3:00 horas. Habíamos hecho toda la ascensión completamente solos. En la cima bastante frío. No había nadie. Daban 0º a cota 3.000 para ese sábado. Fotos de rigor y todo cerrado. Era la segunda ascensión de Mª José a Monte Perdido y la segunda vez que se quedaba sin ver nada. Realmente se portó como una campeona a la vista de cómo venía.
ima de Monte Perdido
Cima de Monte Perdido
La cima estaba llena de botellas vacías y plásticos. Es la primera vez que la veía así de sucia. Alguien había colgado un calzoncillo en el hito cimero. No iba a ser yo quien lo quitara, pero me pareció que se podía dejar cualquier otra prenda.

La bajada la tomamos con tranquilidad. De hecho, para mi rodilla es la peor parte. Había una pequeña pala de nieve entre la cima y el hombro, antes de encarar la canal hasta el lago helado. La escupidera estaba limpia y el camino de bajada, por la pedriza, estaba más marcado que nunca. A nuestra derecha el Dedo de Monte Perdido, un tresmil de referencia con 3.188 mts.
Llegamos hasta el lago helado que todavía mantenía hielo y desde alli, la idea inicial que barajaba era subir al Pitón SE del Cilindro de 3.194 mts y al Cilindro de 3.328 mts si las fuerzas y el tiempo me lo permitían. El tiempo lo hubiese permitido, no parecía que fuese a empeorar y la llegada a Góriz la podríamos haber hecho con luz, pero las fuerzas y mi rodilla no estaban por la labor. Esa era la pura verdad. Todavía no estaba como debiera o como me gustaría. Así que encaramos la bajada que estaba completamente limpia de nieve y llegamos a Goriz en 2:45 horas desde la cima.

Punta de las Escaleras
desde la vía normal a Monte Perdido

CURIOSIDADES

La primera referencia que se tiene de la ascensión a Monte Perdido es la de Louis Ramond barón de Carbonnieres el día 6 de agosto de 1802 junto con sus guías Laurens y Rondo quienes, parece ser, habían coronado la cumbre días antes de la mano de un pastor aragonés, mientras buscaban una vía de ascenso. Ramond era un científico -geólogo y botánico- que entre otras cosas se empeñó en ascender esta montaña por ser considerada la de mayor altura de todo el Pirineo.

Cierto es que la coronó y que toda la gloria se la llevó Francia, pero lo que no es menos cierto es que años antes, el capitán Vicente de Heredia cartografiando el lado español de los Pirineos estableció una estación geodésica en la cima de Monte Perdido en agosto de 1.791 –del mismo modo que hizo, por ejemplo en el Taillon- y que, por lo tanto, la coronó antes que el barón de Carbonnieres. Su objetivo era establecer con exactitud la frontera entre España y Francia en coordinación con Reinhard Junker quien cartografiaba por la vertiente francesa. Es también conocido que allá por el año 1.800 el cura del Santuario de Pineta, Vicente Zueras, ya había ascendido esta cima y que se ofrecía como guía para ascender a Monte Perdido.

Años después, en 1.805, Rondo inauguraba el corredor del lago helado, la vía que hoy consideramos la normal y mucho después, en 1888, Roger de Monts y los guías Passet y Salles, ascendían por el glaciar de la cara Norte.

En cualquiera de los casos, no cabe duda de que la cima la coronó algún pastor aragonés anónimo que decidió subir, quien sabe, simplemente por disfrutar de la ascensión.

Y fue otro pastor, aragonés por qué no, el causante de que hoy podamos ascender a esta montaña. Según cuenta la leyenda, un pobre mendigo pidió comida y abrigo a un pastor que estaba con su rebaño. El pastor se lo negó y el mendigo, que en realidad era San Antonio -ahí es nada-, le condenó a vagar perdido con su rebaño el resto de su vida, al tiempo que profetizaba que ese mismo lugar aparecería una montaña tan grande como grande había sido su falta de caridad.

Francia se ha llevado los honores de la primera ascensión y de haber bautizado a la montaña -no olvidemos que Monte Perdido viene de Mont Perdú nombre que le dieron los franceses por lo difícil que resulta ver su cumbre desde Francia- pero a mi me gusta pensar que hemos sido los aragoneses -la honrilla también cuenta- quienes cabreamos al santo y provocamos la "orogenia de esta montaña” y quienes llegamos los primeros a la punta. 

Los franceses, eso sí, han tenido un mejor gabinete de comunicación. Puro marketing.