lunes, 15 de septiembre de 2014

Ascensión Vallibierna, Culebras y Llauset

ASCENSIÓN A 
TUCA DE CULEBRAS (3.062 mts), 
PICO VALLIBIERNA (3.067 mts) 
PICO LLAUSET (2.904 mts).



Otra escapada relámpago que mejora las estadísticas de este año. Cogemos el coche y nos vamos para el Pont de Suert. Cinco horas de carretera… ¡qué envidia me dan los que viven en Zaragoza! Nos alojamos en el Hotel Mestre ** -sin comentarios, que me enciendo-.

Nos levantamos no muy pronto, a las 7 de la mañana, porque la ruta por esta vertiente es corta. Salimos sin desayunar… -la cocina abría a las 8:30.., en fin- y paramos a tomar un café en el primer bar que vemos abierto.

Llegamos a Aneto en poco más de veinte minutos y continuamos, cruzando el pueblo, por una pista asfaltada a tramos y con baches. Pero se va bien. Al cabo de unos 8-10 kilómetros llegamos al pantano de Llauset, desde donde parte nuestro camino. Justo antes de llegar, se pasa un túnel que da acceso al parking y al propio valle de Llauset.


La mañana es fantástica. No hace frío y se está muy cómodo en manga corta. Mª José empieza a caminar animada.

El destino está claro. Valle adelante hasta el collado de Llauset, bordeando el embalse por nuestra derecha. Algunos carteles indicativos desde el principio dan varias direcciones menos la nuestra. Pero no hay problema.



El embalse está plano y en sombra. Las fotos se van sucediendo, porque lo merecen.




Una mirada atrás: la presa y el aparcamiento.


Y una mirada adelante: El collado y los murallones del pico Vallibierna.


La subida es tendida en su mayor parte, entre prados. Fácil de caminar. Bien señalizada.



Nosotros hacia el collado. Siempre recto. 

Aunque la salida de hoy da para una bonita circular subiendo por el Ibón Helado y volviendo por el collado de Llauset, o al revés, nosotros haremos subida y bajada por el mismo camino, a la espera de que Mª José vea ese famoso "paso del caballo".


Tenemos la luna a tiro de piedra; como los aviones, que pasan tan cerca de ella, que parece que algunos están despegando.



El paisaje va cambiando. Perdemos los prados y aparecen, poco a poco los pedregales, las pedrizas. El terreno es ferruginoso y se nota. Los cauces de los barrancos están completamente rojos. Las pedrizas, planas como si fueran nieve sin pisar.




Estamos bajo la tuca de Culebras y el pico Vallibierna que nos muestran sus farallones.


Entramos en la última parte de la subida al collado, una larga traza que atraviesa, cada vez con mayor pendiente, una pedriza.





A nuestra izquierda, el pico Llauset, que subiré a la vuelta.


Poco a poco nos acercamos al collado, como hace la luna.


Una mirada atrás, con el embalse al fondo.


Últimas rampas.




Collado de Llauset (2.904 mts). Hemos pillado la luna.


Las vistas son fantásticas si, como a mi, te gustan los paisajes desérticos casi lunares. La Sierra Negra seca y rojiza, contrasta con el Valle de Vallibierna verde oscuro.


Paramos a tomar un bocado. Hemos tardado 1:45, sin apretarnos. Muy bien. Mª José está cogiendo forma.

Al poco, continuamos pasado el collado hacia nuestra derecha, por una senda evidente que, a los pocos minutos nos vuelve a hacer girar a la derecha y enfilar, por zona de piedra, la primera subida empinada.




Abajo queda el collado de Culebras.


Una subida entretenida que durante media hora nos va acercando hasta un primer hombro de la Tuca de Culebras. Desde aquí, giro a la izquierda a buscar la cresta cimera a la que se llega superando pequeñas terrazas.


Mª José, cada vez más suelta, ya no me espera. Tira para arribar como una cabra.




Casi estamos…, cuando descubrimos el macizo del Aneto. Que preciosidad!!


Y por fin, al cabo de casi tres horas, cumbre. Tuca de Culebras -3.062 mts-.


Aquí Mª José decide no pasar por el paso del caballo. Se queda y me espera.

Reflexión que hago mientras me acerco al paso del caballo: cuando se le da nombre a estos puntos, comienza un mito que crece y crece. El paso de Mahoma, el paso del gato, el paso del caballo, la escupidera….., y la gente se asusta antes de probar. A lo mejor eso es bueno y nos vuelve prudentes. No se.

El paso del caballo es un estrecho paso de unos 20 metros de largo con una evidente caída a ambos lados, que conecta la Tuca de Culebras con el Pico Vallibierna.

Cuando llego, hay un grupo que lo está pasando encordado. No es una mala solución si no te fías de pasarlo de otro modo, aunque creo que no es necesario -opinión particular-. Espero un poco y me dejan cruzar a mi, en sentido contrario.

Paso por la izquierda. Hay muy buenos apoyos para pies y agarres para las manos en el mismo filo. En algún punto la zapatilla tiene que hacer su trabajo y  agarrarse a la piedra.





Una vez pasas, queda una breve trepada hasta la cima…, hasta la muy concurrida cima.



Autofoto y foto de la autofoto. Cima del Pico Vallibierna (3.067 mts).



Como me espera Mª José y hay una treintena de personas que van en la misma dirección que yo, ósea, hacia Culebras, salgo como un rayo para no tener que esperar en el paso del caballo.

Allí todavía está el grupo que ha pasado encordado y tengo que esperar a mitad de paso a que se retiren. Ellos están en lo suyo.




Un ratín con Mª José viendo el paisaje que es brutal. El macizo del Aneto es suficiente para estar sentado mirando un buen rato, pero también asoman el macizo del Perdiguero y el del Posets. Juraría que había hecho fotos a todo, pero…, debió ser que no. No obstante, el vídeo si lo hice y allí se ve lo sensacional de las vistas.

Empezamos a bajar intentando evitar aglomeraciones. En vez de repetir el camino por el hombro de piedra, optamos por bajar la pedriza que discurre en paralelo y girar a la izquierda antes de llegar al collado de Culebras.



A partir de aquí es seguir la senda que hemos recorrido hasta el collado de Llauset donde paramos a comer. Mientras Mª José prepara los bocatas, yo me hago una escapada al pico de Llauset donde olvido la auto foto. Son 10 minutos.

Cima del Pico Llauset (2.904 mts).


Nos ha pillado la tropa. Bajan 30-40 personas en manada berreante, gritando sin parar, así que decidimos descansar y dejarles todo el valle para ellos.

Cuando han pasado y los vemos abajo, a lo lejos, comenzamos nuestro descenso. Tranquilo descenso.




Como no podía ser de otro modo, Mª José quiere mojarse los pies. Una tradición es una tradición.


Continuamos, despacio, disfrutado de la tarde hasta llegar al parking, junto a la presa.




Un poco menos de seis horas en marcha. No ha estado mal…., pero ahora toca rematar con la cerveza de la victoria…. y con los huevos fritos del éxito.

Si señor.


Y para los que quieran, un video.