martes, 15 de septiembre de 2015

Ordesa Aventura con Aitana

AITANA 
EN 
ORDESA AVENTURA.

Este finde hemos visitado Ordesa Aventura con Aitana, un parque de "altura" en Fiscal.

Corto pero divertido.


Cada día tiene menos miedo..., y yo más.

martes, 8 de septiembre de 2015

Ascensión a los Infiernos, Arnales y Aguja de Pondiellos

ASCENSIÓN A LOS INFIERNOS (3.073 mts, 3.082 mts Y 3.076 mts) ARNALES (3.002 mts) y AGUJA DE PONDIELLOS (3.011 mts).







Ganas tenía de poder salir y hacer una vuelta como ésta. Y además tenía el añadido de que no conocía estas cumbres. Así que ganas, curiosidad y motivación.

Mª José y yo decidimos que yo subiré a la caza de los Infiernos y que ella se quedará por los Ibones. Yo bajaré por Pondiellos y ella deshará el camino. Es un buen plan. Ella no quiere quemarse y yo necesito pegarme fuego.

Partimos hacia el refugio de Bachimaña a las 5 de la tarde, con nubes que amenazan agua y que, finalmente, la descargarán en forma de rápido chaparrón. El GR pasa en sus primeras rampas por el Mirador del Balneario y se va internando por el valle en una suave ascensión que nos permite disfrutar del paseo sin agobiarnos. La Cascada del Pino baja fuerte, con agua abundante, debo seguramente a las lluvias de estos días.

Fotos a sarrios y paso relajado hasta los paredones que anteceden al refugio. La Cuesta del Fraile la llaman. Es el último repecho que subimos viendo como las nubes luchan por mantenerse pegadas a las cumbres.

En una hora y media llegamos al refugio. Yo no lo conocía. Pero eso ya no es un refugio, es un hotelazo con baño en las habitaciones, agua caliente, camas individuales y gato residente. Me hago mayor!!!.

Nos asignan habitación, cenamos "ligero" -y no por iniciativa propia-, una animada charla con los convecinos y a dormir a las 10:30. 

Noche tranquila sin ronquidos y amanecer despejado y frío.


Almuerzo frugal -por Dios, que cambien al nutricionista- y me pongo en marcha con más ganas que metros cuadrados tiene el cielo. Salgo el primero del refugio, no por madrugador, sino por que el resto está durmiendo o no tiene prisa. Mejor para mi. Todo el valle es mío.

Sigo las marcas del GR-11 que bordean el embalse y que poco a poco van llevándome a la izquierda en dirección a los Ibones Azules. A lo lejos se vislumbran los Infiernos…, nervios!!!!




El GR se bifurca. A la derecha al ibón de Bramatuero o al Puerto de Panticosa. A la izquierda a Respomuso y al Cuello del Infierno. Yo a la izquierda.


Superando una zona de bloques alcanzo en menos de una hora el Ibón Azul Inferior. Plano y con las orillas congeladas. 

La verdad es que hace frío. Si corre viento…, hace frío de verdad.

Diez minutos y el Ibón Azul Superior en donde vivaques una pareja.

Desde aquí ya se ven los Infiernos en toda su plenitud. Me recreo mirando.




Al fondo, el collado que debo ganar y que alcanzo en un poco más de media hora por senda bien marcada. Poca pendiente.


Mirando, mirando, mirando: la cara Noreste y su más que raquítico glaciar, la Marmolera con su blanco característico. Joder, qué bonito!!!


El paisaje me gusta. Este entorno de pedriza, sin vegetación, de este color característico me hace sentir a gusto. Y subo ligero. Estoy en el collado en una hora y media.


Paro a tomar agua, un bocado al bocadillo de sobrasada del refugio y un par de fotos. Tras de mí el Vignemale al contraluz. A mis pies, el lago de Tebarray dominado por el pico del mismo nombre. A punto estoy de tomar la senda que sale a la derecha y que lleva a la cima, pero me conozco…, ya volveré.



A partir de aquí, a 2.720 mts según mi reloj, cambiamos de vertiente. Dejamos Panticosa y pasamos al la zona de Sallent. Giramos a la izquierda en dirección Sur y tomamos altura. Hemos abandonado el GR y ahora la senda está más difusa. Sólo algunos hitos desperdigados que parecen señalar hacia el contrafuerte al que me dirijo.


Tras de mí, con la altura que gano, el horizonte cambia. Francia bajo un mar de nubes, el Midi de Bigorre, el Midi d'Oiseau, el Balaitus...






Esto mejora por momentos.

Al final de este caos de piedra, se alcanza un paso marcado…., con un palo. Bueno…, el palo lo ves al llegar. Desde luego yo lo encontré por casualidad. A la primera, por intuición o por casualidad.

Es el paso clave que permite el acceso a la traza que, flanqueando la mamolera, me encaramará hasta el Infierno Occidental.


Las vistas desde aquí…, magníficas.


Me coloco el casco por rutina. No se de que me podría servir aquí, pero me lo pongo. El flanqueo es muy chulo. Entretenido. Con patio. Fácil. Sin peligro…., si estás a lo que estás. Yo lo disfruté mucho.


En media hora se llega al Garmo Blanco (2.960 mts). Se llega a este "pico", a esta "cima"…, sin pretenderlo. Sabes que estás allí porque alguien ha puesto una piedra con la altura.



Sea lo que fuere, es la antesala al último resalte antes del Infierno Occidental. 

Una mirada atrás para ver lo que he subido. Una primera mirada al gramo Negro, los Algas y Argualas a los que subí hace un tiempo, la Marmolera en primer plano...





Pues para arriba. En un momento. Se entra por la derecha y se sube hacia la izquierda en fácil progresión.


Y cima. Infierno Occidental (3.073 mts).


Un trago de agua…, y la vista se me va…

No parece tan fiera como algunos dicen. La veo ancha y sencilla. Con nieve, hielo o viento, seguro que es otra cosa… Me voy para allá.


A mi izquierda el valle que he remontado con el embalse al fondo y el ibón de Bramatuero Bajo un poco más allá.


A la faena. Cruzo la Marmolera sin problemas. Efectivamente es ancha, sin pasos extraños, con apoyos donde se necesitan. Hay patio, pero no da sensación de riesgo. Con cuidado pero sin ningún peligro.

Una mirada atrás. Y cima. Infierno Central (3.082 mts) Tercera cima del día y segundo tresmil.




Ahora me queda bajar hasta un collado y remontar hasta la cima del Infierno Oriental. Aquí ya no hay nada marcado. Intuición. Tampoco tiene misterio.


Cima del Infierno Oriental (3..076 mts).


Otra parada para contemplar el paisaje.

Sorpresa, el macizo de Monte Perdido está nevado. El del Vignemale no. El del Balaitus tampoco. Pero ahí están los tres. Para disfrute de los que estamos aquí arriba.




Y el Garmo Negro, que desde aquí no hay por donde hincarle el diente. Y la Aguja de Pondiellos, mi último objetivo del día. Impresiona desde esta perspectiva.


Vuelvo al collado que separa el Central del Oriental y busco la senda que desciende a la derecha de la canal que hay entre ambas cimas. Aquí la pendiente es considerable y la senda no está del todo bien marcada hasta que no se lleva un rato bajando.

Bajo con precaución. Por mi y por los dos grupos que suben. Una piedra desde aquí y les arreglo el flequillo.



No llevan casco. Ninguno de los cuatro. Me siento entre gilipollas y superclase por hacer lo que debo. Cada uno es responsable de sus actos.

Mirada atrás.


Al final de la canal, y sin perder altura, flanqueo hacia la izquierda. Al Este. Voy encarando por una pedriza incómoda el pico Arnales.

Se intuye una senda que nos encarama hasta un pequeño collado que nos permite ver, otra vez, el Ibón Azul. Desde aquí, un fácil cresteo hasta la cima.




Cima del pico Arnales (3.002 mts).


Abajo, ya se va viendo el balneario.


La mañana va bien. Voy ligero. Hace buen tiempo. Disfruto de la montaña. No tengo prisa.

Deshago el camino y tomo la senda que me lleva dirección al Collado de Saretas. Allí como lo que me queda de bocadillo de sobrasada, repongo agua en pequeño lago helado y me pongo en marcha hacia la Aguja de Pondiellos.



A medida que camino y dejo el pico Pondiellos a mi izquierda, pienso que en 20 minutos puedo hacer cima. No estaba previsto. Pero bueno…, a la brava que subo. Dejo la mochila a mitad de ladera, cojo la cámara y andando.


 Cima del pico Pondiellos (2.906 mts).


Zoom al Perdido. Que pasada!!!


Decido tomar la cresta para alcanzar el Collado de Pondiellos. No ofrece dificultad y adelantaré algo. Sólo me queda la Aguja.

Un trago de agua antes de subir…, ¡joder, la mochila!… me la he dejado en mitad de la subida al pico Pondiellos. 

Vuelta para atrás por la senda, remonta mitad de ladera y vuelta al collado. La perspectiva desde aquí tiene su aquel….


Pues será por el motivo que sea, pero este tramo me fundió mentalmente. Tuve que parar un buen rato en el collado y descansar. A punto estuve de hacer marcha y bajar al balneario.

Me salvó la vergüenza de saber que dejaba algo a medias.

Así que con más pena que gloria enfilo la chimenea que sube a la izquierda del contrafuerte. Tierra, pedriza y piedra suelta. Con cuidado, buscando las mejores opciones remonto la chimenea que da paso a un pequeño rellano.



Desde aquí  se ven algunos hitos que, evitando la cresta parece que llevan hasta la zona que queda debajo de la cima para desde ahí, subir a la cresta. Yo prefiero encaramarme directamente a la cresta y subir en recto.



No tiene mayor problema. Hay que apoyar las manos, pero es un cresteo sencillo. En cuarenta minutos llego a la cima.

Cima de la Aguja de Pondiellos (3.011 mts)


Desde aquí se aprecia la cima del Garmo Negro y el paredón que hay que subir   desde aquí. Parece ser que no se requiere cuerda y que es relativamente sencillo remontar…, pero…, yo diría otra cosa. Caramba.




Última mirada a mi alrededor. Desde donde vengo...


Vuelvo sobre mis pies y voy disfrutando de todo lo hecho. Bajo con cuidado…, sentir que has acabado cuando todavía no estás en el coche…, no es buena reflexión.



Decido comer un poco más abajo del collado. Y descansar. Ya noto en las rodillas la caminata. Me lo tomo con clama…, mucha calma. Casi una hora de relax.

Allá abajo los baños.


Una última mirada atrás.


Llego casi a las cinco de la tarde. Han sido casi nueve horas paradas incluidas. Casi mil quinientos metros de desnivel positivo y tresmil quinientos metros de desnivel acumulado para una maquinaria que ha pasado raspada la última ITV. No esperaba estar tan bien…

Maria José me espera sentada al final de la senda. Todo ha ido bien para los dos. Entre comentarios y risas…, la cerveza de la victoria.